The Boston Tea Party Álvaro García - alvarogp - el troblogdita - el gastrónomo |
Aunque pueda parecer mentira, los ingleses no fueron los primeros en importar té, ni fueron el principal consumidor de esta infusión hasta que estuvo bien arraigada en Europa, cien años después de conocerse en Occidente.
El primer europeo que lo probó fue el jesuita Gaspar de la Cruz, en 1556, y fue en 1569 cuando Portugal adquirió los derechos para comerciar el té con China, (los barcos portugueses nutrían de té a Portugal, y a la por entonces aliada suya, Holanda, para hacerlo llegar hasta Francia, Holanda y los países bálticos). Fueron los holandeses, al romper la alianza con Portugal, los que exportaron el primer té a las colonias de América del Norte, trasladando la pasión por la infusión existente en La Haya, (síntoma de poderío económico por ser el té tan caro como era), a los salones de Nueva Ámsterdam (con el tiempo: Nueva York).
Cien años más tarde Inglaterra entraría en el comercio oriental, metiéndose de lleno en el comercio del té, cuando Carlos II de Inglaterra, (criado en Holanda), desposara a Catalina de Braganza, y ésta, en su dote, incluyera Bombay, (y Tánger), así como los derechos de explotación del té. Esto daría un impulso a la recién creada John Company, que acapararía el monopolio absoluto de dicho mercado, siéndole concedidos poderes inauditos por parte de la corona británica.
La expansión británica en las colonias, y la expulsión de Holanda del Nuevo Mundo, hizo nacer un nuevo nicho de mercado entre las colonias: la exportación e importación del té. A través de esta actividad pretendían financiar, (mediante impuestos), las guerras en la India con el objeto de expulsar a los franceses de un mercado en el que estaban “metiendo las narices”.
Craso error. Las principales consumidoras de té, las damas de la naciente sociedad anglonorteamericana, lejos de resignarse y pagar los impuestos, lideraron revueltas y manifestaciones en contra de la recién creada: Charles Townsend Tax, (nombre de su creador). Y lo que fue peor, boicotearon el té inglés, (por aquel entonces en manos de la Compañía Británica de las Indias Orientales), para comprar el holandés, más aun, el que empezaban a traer los propios americanos burlando las aduanas, de contrabando. Instigadas, eso sí, por John Hancoock, el principal importador “ilegal” americano de té chino.
Hubo protestas formales, e informales; hubo asambleas; reuniones con los representantes de la corona, pero el punto álgido fue “The Boston Tea Party”, cuando el 16 de diciembre de 1773, Samuel Adams y John Hancoock lideraron a un grupo de americanos que, disfrazados de indios mohawk echaron al mar todo el cargamento de té del Dartmouth. Las represalias inglesas no se hicieron esperar. Ley Marcial; el puerto de Boston se cerraría y sería tomado por la Royal Navy, se enfrentarían a los manifestantes que se congregaron para protestar los días siguientes y fruto de los disturbios morirían cinco personas, avivando las protestas en todas las colonias.
El té no fue, claro está, el motivo de la creación de los Estados Unidos y su Guerra de la Independencia, pero si fue el detonante, así como una herida que no se cerraría hasta la capitulación de Gran Bretaña el 4 de julio de 1776.
Anécdota: Thomas Sullivan, un comerciante americano fue el primero en “embolsar” el té para facilitarnos su consumo en 1908.
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