Asados Nazareno
Plaza de Puerta del Palacio, 1
Roa, Burgos
947 540 214
He de aclarar que he probado unos cuantos lechazos, buenísimos (casi todos), en nuestra piel de toro.
Pero un día de noviembre de 2007 fui iniciado en lo que desde entonces se convertiría en una liturgia personal, la "peregrinación" anual a Roa para degustar el lechazo de El Nazareno.
Sabroso, en su punto; crujiente y delicado al paladar. De verdad: conjuga todo cuanto un buen lechazo debe reunir, amén de buen precio y una extensa... ¿he dicho extensa? ¡Interminable carta de vinos! Todos buenos caldos para acompañar su carne.
Digo "su carne" puesto que amén de un par de aperitivos, si vas a comer a El Nazareno, el plato único es el lechazo, (D.O. Churra). Eso y una ensalada.
Como curiosidad os diré que lo descubrimos, (un grupo de amigos), preparando nuestro tradicional viaje otoñal para conocer alguna bodega patria de primera mano, e investigando sobre "dónde comer un buen lechazo", nos remitieron a este restaurante, advirtiéndonos que allí se suelen dar cita los bodegueros de la zona, (no obstante, el Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero se encuentra a escasos metros, en el mismo Roa), y poniéndonos sobre aviso sobre su menú limitado, (casi diría que hasta sobra la ensalada).
La piel retostada del cordero... No sé si procede o no, pero recomendaría encarecidamente acompañar un poco de esta corteza con pan (torta de aceite de oliva) empapado en la salsa del lechazo...
En aquella ocasión visitamos (a nuestros "ahora amigos") Pago de los Capellanes y degustamos un crianza 2004 que a fecha de hoy está agotado, (y de entonces, pues en la bodega quedaban las pocas botellas que hicieron viaje de vuelta con nosotros hasta Madrid).
En la segunda "peregrinación" degustamos un Magnum de Abadía Retuerta, que no quedaba a la zaga...
También hicimos nuestros pinitos con un 2008 de los Viñedos Alonso del Yerro.
La piel retostada del cordero... No sé si procede o no, pero recomendaría encarecidamente acompañar un poco de esta corteza con pan (torta de aceite de oliva) empapado en la salsa del lechazo...
En aquella ocasión visitamos (a nuestros "ahora amigos") Pago de los Capellanes y degustamos un crianza 2004 que a fecha de hoy está agotado, (y de entonces, pues en la bodega quedaban las pocas botellas que hicieron viaje de vuelta con nosotros hasta Madrid).
En la segunda "peregrinación" degustamos un Magnum de Abadía Retuerta, que no quedaba a la zaga...
También hicimos nuestros pinitos con un 2008 de los Viñedos Alonso del Yerro.
Como aperitivo sirven unas morcillas de Burgos... Un toque especial, suaves, creo recordar que hechas a la plancha, aunque no me extrañaría que las hicieran en el mismo horno, de llama perenne y leña de encina, prometo que lo consultaré en mi próxima peregrinación, en breve, muy breve... Y un pan, delicioso, aceitoso, una torta maravillosa que acompaña perfectamente al lechazo, (a la salsa y a la corteza).
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