Hace años que no falto a una cita ineludible...
la comida de amigos navideña que organiza Chema en su casa, el de la foto de abajo
Una comida en la que el mundo deja de girar; el tiempo se para; las conversaciones dejan de ser trascendentes, se apagan los móviles (salvo para Twitter; Facebook e Instagram); reímos hasta decir basta, y, con una sobredosis de generosidad y espíritu navideño, hasta sentamos en nuestra mesa a seguidores del Atlético de Madrid :) Ya lo he dicho todo.
Cuatro somos fijos: Raúl, Carlos, Chema y yo. Miguel Ángel se ha ausentado un par de veces pero ha estado siempre de modo latente (omnipresente).
Esta cita comenzó como cata de whisky entre amigos. Quedábamos para comer y, en la sobremesa, cada uno presentaba un whisky y los íbamos catando y criticando todos. En la actualidad catamos menos whiskys pero seguimos saboreando unos cuantos por sesión.
Poco a poco el motivo original: la cata de whisky fue cediendo protagonismo a la comida en si, a la par que fuimos cogiendo más confianza (si cabe) e incluyendo viandas como aperitivo, vinos para el almuerzo y tabacos (puros y picadura para pipa para fumadores). La cata de whisky anual dio paso a la comida navideña que ahora es y que, año tras año empezamos a organizar desde el mes de agosto. Cruzando agendas, poniendo ganas e interés, proponiendo menú, buscando vinos y apurando "güisquis" por medio mundo.
Requisito único... quererlo pasar en grande. Ser feliz y hacer felices a los que te rodean. Buscar un hueco en nuestras agendas imposibles (siempre hay un hueco para los amigos, si se quiere) y... prepararnos para la inevitable tanda de partidas de parchís en busca del siguiente Campeón del Mundo de Parchís, título que quedará vigente hasta el siguiente mes de diciembre (y título que he ostentado en 2013, 2014 y vuelvo a ostentar en 2016, hasta diciembre, tras arrasar en el tablero a todos mis contrincantes).
Este año hemos comido un estofado de jabalí (hecho en dos días, macerado en tres y planificado desde agosto en Lugo...). Y así nos ha quedado: fabuloso
Acompañado por una botella Magnum de Pruno comprada por Chema el día después de mi cumpleaños en la bodega. Nos fuimos a Valladolid para celebrarlo y salir de Madrid en busca de sabores y emociones.
Una comida de amigos tiene mogollón de cosas que nos hacen sembrar WhatsApp de mensajes durante todo el año. Ya he mencionado la comida (estofado de jabalí), pero nunca faltan las morcillas de Sotopalacios para el aperitivo (es tradición); no podemos perdernos el tiramisú de Raúl (que intento acaparar año tras año como si fuera un perro defendiendo su comedero...)
Amantes del buen comer, del buen beber en compañía, la misma desde hace más de 20 años (con algunos fichajes de kilates y algunas bajas por el camino: inevitable). No podemos dejar de hablar de fútbol (este ha sido el primer año con igual número de indios y vikingos en la mesa); inevitable comparar la comida de esta Navidad a los banquetes que se meten Astérix y compañía entre pecho y espalda en cada entrega, escuchamos música, mucha música, y salvo "raras avis" la de todas nuestras vidas, grandes dosis de Queen, Dire Straits; Bruce Springsteen, Stray Cats, Loquillo y vuelta a empezar.
Este año hemos rescatado a R2-D2, tótem de nuestro parchís sin poder evitar comentar la que se avecina con El despertar de la Fuerza. Destacar que somos grandes defensores de la triología original de La guerra de las galaxias (Una nueva esperanza; El imperio contraataca y El retorno del Jedi). Qué afición tenemos por el parchís... de seis, casi media jornada partida tras partida, después de almorzar, con el tiramisú, el café y desde el primer whisky hasta el último, haciendo recena (obligatoria) con mi tortilla de patatas. Langostinos de San Lúcar traídos por Carlos, Ibéricos... cruzados con fútbol (este año vimos primero el partido del Atlético, después el del Real Madrid y terminamos con el Betis de fondo escuchando música); y alusiones a nuestras pelis favoritas y a algunas que intercalan acción y alguna de las cosas que nos gustan, como por ejemplo la afición de Tony Stark por el whisky en Iron Man.
He encadenado el estofado de jabalí (en el blog: el gastrónomo) con mi Hamburguesa Halcón Milenario - Millennium Falcon, en un alarde gastronómico que tiene lugar una vez al año.
Por todo esto he querido dedicar este artículo a mis amigos, a los de toda la vida, con los que he crecido, discutido, a los que he querido, odiado y vuelto a querer. Con los que atesoro grandes recuerdos de mi juventud y con quienes deseo pasar todos los "pocos" ratos entrañables que nos brinda el calendario, acumulando encuentros, sobre todo en estas fechas navideñas.
En definitiva. Los amigos de verdad se pueden contar con los dedos de una mano. La amistad hay que cultivarla, cuidarla, desearla y anteponer a los amigos antes que a uno mismo, pensando en el bien de todos antes que en el propio. Conocerse desde hace casi 30 años y haber reído, salido, cantado, jugado al fútbol, viajado y emprendido durante décadas es algo que no se olvida de un plumazo y que, si tienes corazón, lucharás por ellos, tus amigos, día tras día.
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