martes, 11 de marzo de 2014

Mi noche del 11-M al 12-M

El 11 de marzo de 2004 pasé la noche en la COPE.

Enrique Campo y Juan Solo - A cielo abierto - Cadena COPE - ÁlvaroGP
Enrique Campo y Juan Solo - A cielo abierto - Cadena COPE - ÁlvaroGP

Por aquel entonces todavía no era colaborador en A cielo abierto, eso llegaría tres años después. Yo trabajaba en SOFRES, de 22:00 a 07:00, (estudiando audiencias de televisión y midiendo la Publicidad contratada) y mis ojeras acreditaban un insomnio perenne por compaginar ese horario con las obras en la terraza de la casa de mi vecina (que empezaban a las 10:00 de la mañana, ¡todos los días...!).

Trabajaba tres noches y libraba una, y esa una, cuando podía, la pasaba viendo en directo el programa de Enrique Campo: A cielo abierto. Un programa desenfadado, concebido para informar y entretener, plagado de profesionales que hacían de la noche un rincón de alegría.

Yo procuraba no convertirme en el "oyente pesado". Pero era y es tal pasión por la Radio y tal deseo de formar parte de ella, que dilatando tanto como podía el tiempo entre una y otra visita, me dejaba caer por allí una vez cada mes, o dos meses.

En aquella ocasión había seguido el procedimiento habitual: intercambio de correos electrónicos, un par de llamadas, una autorización y un billete para soñar despierto "viendo" Radio.

Pero ese día fue diferente.

Siempre regresaba a casa (del trabajo) escuchando la Radio y celebrando irme a acostar (hasta que me despertaran las obras de mi vecina) mientras me cruzaba con una legión de zombis que iban hacia la oficina.

Aquella mañana me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo cuando empecé a escuchar la noticia de las bombas que habían explotado en Madrid. No me acosté, puse la Radio, me preparé un café y me salí a medio dormitar mientras escuchaba a Federico en La Mañana de la COPE (hoy en esRadio) en mi terraza.

Después recibí una llamada, no recuerdo si fue Pedro Pérez o Elena Grandal, o quizás aquella periodista canaria del programa (lamento no recordar su nombre) para avisarme de que el programa de aquella noche no seguiría su temática habitual, como era lógico. Lo dedicarían al atentado, por si cambiaba de parecer y prefería ir otra noche.

Recuerdo que agradecí la llamada, pero respondí, que si no era un estorbo, más que nunca deseaba acudir. Para sentir el drama desde un medio de comunicación, "ver la Radio" en estado puro, escuchar un programa in situ para comprender mejor el significado de la tragedia.

Recuerdo pasar toda la noche en la pecera del Estudio Encarna Sánchez. Recuerdo el ambiente, los silencios, el humo del tabaco y recuerdo al psicólogo del programa entregándose a los oyentes tratando de auxiliarlos emocionalmente.

Juan Solo no reía, y eso era mala señal. Una tregua tácita en nuestra eterna batalla Star Wars Vs Tolkien.

Tristeza y rabia a partes iguales. Impotencia y desconsuelo.

Media España se teñía de luto recuperándose del golpe mientras la otra mitad se preparaba para asediar, acosar y asolar todo aquello que oliera al PP que fue, COPE y en el horizonte unas elecciones que estaban... a la vuelta de la esquina. La España de siempre, la de Goya, en la que nos desquebrajamos el cráneo a garrotazos.

Y mientras tanto Enrique abanderaba la COPE en directo, al pie del micrófono, en torno a él, todo su equipo; Carlos, Elena... unos cuantos redactores de otros programas y el oyente que fumaba en pipa tomando lecciones de cómo se hace Radio, para qué sirve la Radio, sintiendo la Radio y comprendiendo desde el principio que en aquella noche, con su día, vivía un pedazo de Historia de esta España.


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